Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo, siendo responsable de la pérdida de 18 millones de vidas al año.
Si bien existen factores de riesgo naturales como la edad o antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular en edad temprana, existen otros que pueden ser adquiridos como hábitos de la vida diaria: tabaquismo, consumo de alcohol, sedentarismo, mala alimentación, entre otros.
El corazón es el motor de nuestro cuerpo y cuidarlo es esencial para una vida larga y saludable. Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de mortalidad en el mundo, pero la buena noticia es que se pueden prevenir con algunos consejos clave para mantener sano este órgano vital.
Uno de ellos es llevar una alimentación saludable. Es recomendable reducir el consumo de sal, azúcares refinados y grasas saturadas e incorporar frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y pescados ricos en omega 3. También elegir alimentos que contengan grasas saludables como el aceite de oliva, la palta y los frutos secos.
Acompañar este tipo de alimentación con actividad física regular puede marcar la diferencia. El ejercicio ayuda a controlar el peso, reducir el colesterol y mantener una presión arterial saludable. En la medida que se pueda, se debe realizar al menos 30 minutos de ejercicio moderado, 5 veces a la semana. Otras opciones son caminar, nadar, andar en bicicleta o bailar.
Todos estos consejos y la realización de chequeos médicos regulares que incluyan el control de la presión arterial, colesterol y niveles de glucosa en sangre colaboran en la reducción del estrés.
Está demostrado que el estrés crónico puede afectar al corazón por lo que resulta importante conocer y practicar técnicas de relajación tales como el yoga, la meditación o, simplemente, la respiración profunda.
Pequeños cambios en el estilo de vida y la adopción de hábitos saludables pueden marcar una gran diferencia en la salud del corazón.