El gobernador Rodolfo Suarez le tomó juramento a Sergio Marinelli como superintendente general de Irrigación, para un segundo período. Se trata de la primera vez que alguien a cargo del organismo que administra el agua renueva su mandato por cinco años más.
Participaron en el acto el vicegobernador, Mario Abed; miembros del Ejecutivo provincial, legisladores nacionales y provinciales, intendentes y representantes del Poder Judicial. También se sumaron miembros del Gabinete de Irrigación, empleados del organismo, exsuperintendentes, inspectores de cauce y tomeros.
Suarez destacó: “Este acto tiene un significado enorme para Mendoza por muchos por motivos. En primer lugar porque estamos hablando de una de las instituciones más importantes del sistema jurídico político de la provincia, como es Irrigación, de vieja data, de mucho prestigio y fundamental para el desarrollo. Pero también porque es la primera vez que se reelige un superintendente general de Irrigación, el “gobernador del agua”, como dicen muchos y que tiene reelección, a diferencia del Gobernador de la provincia.
“Esto tiene que ver con darle continuidad a las políticas. Sergio ha sabido llevar adelante una gestión exitosa y eficiente, con todo ese enorme trabajo que también es de todo el equipo del Departamento General de Irrigación, a quienes quiero hacerles llegar mi reconocimiento. Qué mejor que este equipo continúe en este momento que está viviendo la humanidad, cuando este recurso estratégico sufre escasez en el mundo y más en Mendoza, que es prácticamente un desierto, tenemos que darle un manejo inteligente, innovador y audaz no solo por nosotros sino por las generaciones futuras”, continuó el Gobernador de la Provincia.
Y agregó: “Tener conciencia de esto es fundamental porque hoy la población vive más, hay mayor contaminación, sufrimos un cambio climático que se puede observar en todo el mundo y existe deficiencia en la infraestructura, lo que hace que se pierde agua de distintas maneras”.
“La escasez ha venido para quedarse. Es por eso que los invito a que sigamos trabajando en forma conjunta, como lo venimos haciendo hasta ahora” finalizó.
Previamente, Sergio Marinelli contó que en el comienzo de su gestión realizó “un ordenamiento que se hizo con transparencia y profesionalismo. También fue importante tener un buen diagnóstico, que pasaba por dejar de ver la situación hídrica provincial como una emergencia que podía terminarse al año siguiente. Entonces nadie tomaba conciencia plena de que estamos ante un problema serio y que es un problema para el resto del siglo. Ese buen diagnóstico hizo que dejáramos de pensar en soluciones reactivas y comenzáramos a pensar en soluciones estructurales para el problema. Pero para poder lograrlo hay que tomar conciencia”.
Explicó además: “Nos hemos centrado en la gestión y venimos muy bien, por ejemplo, en los ríos del Sur de Mendoza, donde la recaudación no llegaba al 40%. Hoy el Río Atuel y el Diamante tienen recaudaciones en todos sus canales del 80 u 85% y se ha mejorado notablemente en la forma de cómo entregar el agua”.
Finalmente, Marinelli expresó: “También tuvimos que construir información mediante la incorporación de tecnología. Hoy sabemos los usos del suelo y la manera de abastecer según los informes del INTA, porque trabajamos mucho interinstitucionalmente”.
Nueva etapa en el organismo del agua
El superintendente está a cargo del Departamento General de Irrigación (DGI), por lo tanto, es la autoridad ejecutiva. Al igual que los consejeros, que representan a cada uno de los ríos administrados, es nombrado por el Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado, es reelegible y dura en su cargo cinco años (un año más que el Gobernador), lo que asegura que los funcionarios del DGI subsisten a quienes los designan, dándose así estabilidad política a la gestión del agua más allá de los cambios de gobierno.
Ha habido más de 40 superintendentes, menos de 10 períodos completos cumplidos y solo una reelección.
La vigente Constitución Provincial de 1916 determina la forma de elección y períodos para el cargo máximo en Irrigación. Hasta la actualidad, por primera vez se da el hecho histórico de la reelección de un superintendente.
Sergio Marinelli, ingeniero agrimensor, de 64 años, fue propuesto por el gobernador Alfredo Cornejo y asumió su primer mandato a través del Decreto 559 el 26 de abril 2017.
Este miércoles 4 de mayo de 2022, el actual mandatario, Rodolfo Suarez, le tomó juramento para su segunda gestión, cargo al que accedió luego de la propuesta de Suarez, promulgada por el Decreto 597 del 25 de abril.
La jura de este segundo período reviste no solo la importancia propia de la asunción de un mandatario al cargo máximo del organismo que gestiona el recurso hídrico de la provincia, sino también a la reafirmación de una gestión, expresada en la oportunidad de continuar liderando la gobernanza del agua en Mendoza.
Un juramento sin precedentes, en un lugar cargado de historia
El lugar elegido para el acto protocolar es altamente significativo y no solo por su paisaje natural junto al río Mendoza. Es el entorno que alberga huellas de los primeros habitantes originarios de Mendoza, quienes trazaron rudimentarias acequias para aprovechar el agua proveniente de un gran zanjón que conocemos como canal Cacique Guaymallén.
La zona alberga una obra hidráulica emblemática que interviene al río: el dique Cipolletti. Luego de exhaustivos estudios, el ingeniero César Cipolletti decidió emplazar el dique que lleva su nombre, que si bien resistió la masa de agua del aluvión de 1934, que destruyó gran parte de lo que encontraba a su paso, posteriormente se reconstruyó en su sitio actual. También es el lugar que eligió la familia de este prócer del agua para que descansaran sus restos.
Cinco años de administración, frente el desafío que representa la gestión del agua ante un escenario de sequía
Enfrentar los desafíos del cambio climático y la sequía ha sido la gran apuesta de la gestión. Por este motivo, Mendoza trabaja en un manejo mejorado del agua en términos de adaptación y mitigación, de la mano de un necesario cambio cultural en cuanto a las técnicas de riego y el consumo.
Por ello, algunas de las principales características de la gestión fueron:
● Un fuerte trabajo para alcanzar mayor eficiencia en todas las áreas, en especial en la distribución y manejo del agua.
● La implementación de un nuevo paradigma no reactivo, considerando a la sequía no como un accidente, catástrofe imprevisible o una crisis frente a la cual se reacciona con medidas puntuales sin considerar el contexto o sus efectos prácticos. Por el contrario, se puso gran énfasis en avanzar en un trabajo basado en un modelo preventivo, orientado puntualmente a la gestión del riesgo de la sequía, como fenómeno recurrente pero previsible que exige su incorporación en la planificación hidrológica a través de diversas acciones.
● Líneas de acción muy concretas en el marco de los modelos de gestión basados en la oferta, la demanda y lo ambiental del recurso hídrico, además de la creación de programas para la puesta en valor del agua, la modernización en la actuación del Estado y el acceso a la información pública, entre otros.