La censura más conocida y con peor fama es la que impone un estado autoritario (o, peor, dictatorial) a la libertad de expresión de sus ciudadanos. Pero hay censuras más sutiles que también pueden cercenar la opinión o la libre circulación de la información.
En este caso, la censura menos esperada, y que se viene repitiendo en los últimos años, es la que lleva adelante la Municipalidad de San Martín desde sus redes sociales. Desde la asunción del intendente Raúl Rufeil, la Dirección de Prensa, a cargo de Jorge Barrionuevo, no permite que los seguidores tengan a posibilidad de expresarse o comentar libremente en las publicaciones de la cuenta oficial del municipio en Facebook e Instagram.
Con su persistente acción configuran una comunicación empobrecida y monotemática. En definitiva, se pegan tiros en los pies. Eligen evitar las críticas, las cuales les permitirían conocer las problemáticas reales o la opinión de la sociedad sobre la gestión, e incluso servir como un canal directo de consulta.